No tengo mucho tiempo para argumentar esto como se merece, es más bien una sensación pero lo que está pasando en Egipto se parece mucho a lo que pasó en el '89. Es prácticamente el mismo escenario adaptado a las nuevas tecnologias.
Así que tomad nota... es como se hace un golpe de estado popular, digo una "revolución".
dicebamus hesterna die
jueves, 10 de febrero de 2011
jueves, 30 de diciembre de 2010
Llanto por El Viejo - Bocet pentru Ăl Bătrân
Llanto por El Viejo
Qué trágico tiempo pagano,
Se divide nuestro país en partidos,
Desde que matamos al viejo,
Su tumba ya no se cierra.
Le disparamos como a la orilla de la tierra,
No le pudimos doblegar durante su vida,
Y él se demostró indoblegable,
Pues no nos dió ni lágrimas ni sangre.
Con él también la matamos a ella,
En un concurso fanático de pecados,
Y entonces nuestro pecado se hacía,
Más pesado que los suyos juntos.
Tan pocas palabras quedan,
En un silencio lleno de ráfagas,
Y Ay! matamos al viejo,
Errores sobre el error de su vida.
Se tambaleaba como si estuviera borracho,
Y todo se le parecía confuso, lejano,
A través de las balas que le marcaron,
Él inspiraba aire pero también muerte
Y al menos una vez nos fue pastor,
y nosotros al menos una vez le fuimos rebaño,
¿Por qué apretamos ese gatillo,
Si la muerte de todas formas le estaba alcanzando?
Necesitábamos tanto piedad como esfuerzo
Para poderlo conciliar todo
¿Por qué quisimos que comenzaran con un muerto,
Estas paredes de maternidad?
Éramos rumanos y él era rumano,
Fue un crimen, pero también un desacierto,
¿Por qué matamos al viejo
Maniatado, disparándole en la nuca?
¿No veis que no podemos dormir?
¿No veis que el país ya no duerme?
Desde el crepúsculo hasta el amanecer
Su fantasma corre por los cuarteles.
Llora su país cada una de las veces,
que a su drama se acerca y le duele
Viejo fantasma que canta "Tres colores",
Como cualquier cuando está borracho.
Este fantasma en donde comienza todo,
Mira de entre las estrella por la ventana,
De los labios que hablar no pueden
empieza cínicamente nuestra libertad.
Y a pesar de todo en un tiempo pagano,
Le hemos cargado con oscuridad el paso,
Por qué matamos al viejo,
y ni siquiera encendemos una vela por él.
Adrian Paunescu
Este poema que encontré en la web http://ceausescunicolae.wordpress.com/ junto a los artículos que encontré ahí me impresionaron profundamente.
Recuerdo que cuando anunciaron el tele que le habían juzgado, condenado a muerte y que habían ejecutado la sentencia fue como un jarro de agua fria. Fue el primer signo de que las cosas no irian a mejor. Otro signo fueron las casi 48 horas que tardaron en poner la cinta con su juicio, porque se había perdido la llave de la taquilla en la que estaba la cinta...
En rumano, "Al Batran" que se puede traducir como "El Viejo" o "El anciano", es una forma en la que se hace referencia, de forma respetuosa y cariñosa a los padres o abuelos de uno, al patriarca de la familia.
"Trei culori" que significa "Tres colores" es el antiguo imno de Rumanía. Por cierto en esa web donde encontré este otro poema, según el testimonio de uno de los soldados que le mataron, Ceausescu "fue digno hasta el final y cuando se dió cuenta que le ibamos a matar cantó unas estrofas de La Internacional".
En cuanto al último verso en la versión rumana se usa la palabra "parastas" que es una celebración religiosa que hacen los allegados después de la muerte de una persona querida. Como conozco ningún término equivalente en castellano, me decidí por el explicativo "encendemos una vela por él"
Qué trágico tiempo pagano,
Se divide nuestro país en partidos,
Desde que matamos al viejo,
Su tumba ya no se cierra.
Le disparamos como a la orilla de la tierra,
No le pudimos doblegar durante su vida,
Y él se demostró indoblegable,
Pues no nos dió ni lágrimas ni sangre.
Con él también la matamos a ella,
En un concurso fanático de pecados,
Y entonces nuestro pecado se hacía,
Más pesado que los suyos juntos.
Tan pocas palabras quedan,
En un silencio lleno de ráfagas,
Y Ay! matamos al viejo,
Errores sobre el error de su vida.
Se tambaleaba como si estuviera borracho,
Y todo se le parecía confuso, lejano,
A través de las balas que le marcaron,
Él inspiraba aire pero también muerte
Y al menos una vez nos fue pastor,
y nosotros al menos una vez le fuimos rebaño,
¿Por qué apretamos ese gatillo,
Si la muerte de todas formas le estaba alcanzando?
Necesitábamos tanto piedad como esfuerzo
Para poderlo conciliar todo
¿Por qué quisimos que comenzaran con un muerto,
Estas paredes de maternidad?
Éramos rumanos y él era rumano,
Fue un crimen, pero también un desacierto,
¿Por qué matamos al viejo
Maniatado, disparándole en la nuca?
¿No veis que no podemos dormir?
¿No veis que el país ya no duerme?
Desde el crepúsculo hasta el amanecer
Su fantasma corre por los cuarteles.
Llora su país cada una de las veces,
que a su drama se acerca y le duele
Viejo fantasma que canta "Tres colores",
Como cualquier cuando está borracho.
Este fantasma en donde comienza todo,
Mira de entre las estrella por la ventana,
De los labios que hablar no pueden
empieza cínicamente nuestra libertad.
Y a pesar de todo en un tiempo pagano,
Le hemos cargado con oscuridad el paso,
Por qué matamos al viejo,
y ni siquiera encendemos una vela por él.
Adrian Paunescu
Este poema que encontré en la web http://ceausescunicolae.wordpress.com/ junto a los artículos que encontré ahí me impresionaron profundamente.
Recuerdo que cuando anunciaron el tele que le habían juzgado, condenado a muerte y que habían ejecutado la sentencia fue como un jarro de agua fria. Fue el primer signo de que las cosas no irian a mejor. Otro signo fueron las casi 48 horas que tardaron en poner la cinta con su juicio, porque se había perdido la llave de la taquilla en la que estaba la cinta...
En rumano, "Al Batran" que se puede traducir como "El Viejo" o "El anciano", es una forma en la que se hace referencia, de forma respetuosa y cariñosa a los padres o abuelos de uno, al patriarca de la familia.
"Trei culori" que significa "Tres colores" es el antiguo imno de Rumanía. Por cierto en esa web donde encontré este otro poema, según el testimonio de uno de los soldados que le mataron, Ceausescu "fue digno hasta el final y cuando se dió cuenta que le ibamos a matar cantó unas estrofas de La Internacional".
En cuanto al último verso en la versión rumana se usa la palabra "parastas" que es una celebración religiosa que hacen los allegados después de la muerte de una persona querida. Como conozco ningún término equivalente en castellano, me decidí por el explicativo "encendemos una vela por él"
Vagabundos sobre la llanura ovejuna - Vagabonzi pe plaiul mioritic -
Vagabundos sobre la llanura ovejuna
Perdemos el tiempo con mentiras eruditas y explicaciones baratas,
Aun no ha llegado la normalización después de tantos y tantos años!
La madre de vida engañada, el padre de costumbre tonta,
Se nos ha perdido poco a poco la costumbre del trabajo y ya ni los nietos la reencuentran.
La libertad nos gustó como una droga, pero ganamos en vez del ramal
La libertad de morir de hambre en un país con diluvio de trigo.
Roemos conceptos generales, a nuestra cobardía la llamamos tacto,
Hemos llegado a hacerlo todo al revés, reímos trágicamente y amamos de forma abstracta.
Tan sólo la jerarquía importa, el merito ya no tiene ningún precio
Gancho, la ocupación es el dinero
Los cobardes avergüenzan al intrépido.
Han salido las multitudes a las carreteras, con pancartas, según usanza pobre
Rumanía - país en venta o al menos en alquiler durante un siglo.
En las maternidades nacen genios que en el decorado que tenemos,
Jamás se cumplirán porque aquí el fracaso es refrán.
La música, la puntura la poesía nos provocan indigestión
Narcotizados de tanta muerte somos el más triste pueblo del este.
Vagabundos sobre la llanura ovejuna, hemos hallado un hecho paradójico,
Que aquí, en la feliz Dacia, la calidad misma es un defecto.
Lloramos desde hace tanto que no nos podemos unir
Y mientras tanto producimos desunión
Cada uno, cada día.
La dignidad ha llegado a ser un trapo entre sostenes y bragas
Hace frio y hace calor como nunca, crucificados todos entre extremos,
Regresamos con máxima velocidad, sin tener ni idea sobre el futuro,
A nuestra comuna primitiva, un gorila nos será alcalde!
Han nacido y día a día prosperan los roedores de del país de los ancestros,
Los ladrones consiguen el la vida rangos
Vuelan los águilas sordos, con los ojos sacados.
Este es nuestro mejor apodo, y lo llevamos a bien y mal,
Vagabundos sobre la llanura ovejuna,
Los más tristes huérfanos de Dios.
Adrian Paunescu
"Plaiul mioritic" o "la llanura ovejuna" como lo he traducido, por traducirlo de alguna manera, hace referencia a una balada popular llamada "Miorita". Para una traducción al catellano de esta balada: http://spiritromanesc.go.ro/Miorita%20-sp.html
Perdemos el tiempo con mentiras eruditas y explicaciones baratas,
Aun no ha llegado la normalización después de tantos y tantos años!
La madre de vida engañada, el padre de costumbre tonta,
Se nos ha perdido poco a poco la costumbre del trabajo y ya ni los nietos la reencuentran.
La libertad nos gustó como una droga, pero ganamos en vez del ramal
La libertad de morir de hambre en un país con diluvio de trigo.
Roemos conceptos generales, a nuestra cobardía la llamamos tacto,
Hemos llegado a hacerlo todo al revés, reímos trágicamente y amamos de forma abstracta.
Tan sólo la jerarquía importa, el merito ya no tiene ningún precio
Gancho, la ocupación es el dinero
Los cobardes avergüenzan al intrépido.
Han salido las multitudes a las carreteras, con pancartas, según usanza pobre
Rumanía - país en venta o al menos en alquiler durante un siglo.
En las maternidades nacen genios que en el decorado que tenemos,
Jamás se cumplirán porque aquí el fracaso es refrán.
La música, la puntura la poesía nos provocan indigestión
Narcotizados de tanta muerte somos el más triste pueblo del este.
Vagabundos sobre la llanura ovejuna, hemos hallado un hecho paradójico,
Que aquí, en la feliz Dacia, la calidad misma es un defecto.
Lloramos desde hace tanto que no nos podemos unir
Y mientras tanto producimos desunión
Cada uno, cada día.
La dignidad ha llegado a ser un trapo entre sostenes y bragas
Hace frio y hace calor como nunca, crucificados todos entre extremos,
Regresamos con máxima velocidad, sin tener ni idea sobre el futuro,
A nuestra comuna primitiva, un gorila nos será alcalde!
Han nacido y día a día prosperan los roedores de del país de los ancestros,
Los ladrones consiguen el la vida rangos
Vuelan los águilas sordos, con los ojos sacados.
Este es nuestro mejor apodo, y lo llevamos a bien y mal,
Vagabundos sobre la llanura ovejuna,
Los más tristes huérfanos de Dios.
Adrian Paunescu
"Plaiul mioritic" o "la llanura ovejuna" como lo he traducido, por traducirlo de alguna manera, hace referencia a una balada popular llamada "Miorita". Para una traducción al catellano de esta balada: http://spiritromanesc.go.ro/Miorita%20-sp.html
lunes, 27 de diciembre de 2010
Repetabila povară - La repetible carga
Haciendo una búsqueda rápida no he encontrado ninguna traducción del poema "Repetabila povară" escrita por Adrian Paunescu o "La repetible carga" o "La carga repetible" como quizás la traduciríamos al castellano. A continuación las letras del poema, sin ninguna pretensión más que la de traducir de la manera más fidedigna este gran poema hecho también canción. Las letras en rumano utilizadas para la traducción son de la página http://www.romanianvoice.com/poezii/poezii/povara.php
Quien tiene padres, en la tierra no en el pensamiento
Aun oye, incluso en sueños, los ojos del mundo llorando
Que fuimos, que no fuimos o que somos buenos,
Hoy, envejeciendo, echamos de menos a los padres.
¿Qué padres? Unos hombres que ya no tienen sitio
de tantos niños y de tanta malasuerte
Unas cruces, aún vivas, respirando cada vez con más dificultad,
Son estos padres que siempre suspiran.
¿Qué padres? Unos hombres más,
Que saben dolorosamente lo que son veinte duros,
Si son jóvenes o no, según sus papeles,
No importa nada, ellos encanecieron por el anelo
De serles el hijo un escalón más señor,
¡Cuánto trabajo de más, qué sufrimiento, cuánto insomnio!
Incluso ahora, cuando escribo, como si aullara/gritara,
Yo les sé y les siento, padeciendo en algún lado.
Nos acordamos de ellos, después de largas semanas
Hijos viejos, con padres viejos
Si habrán conseguido leña, si les dolerán los huesos,
Si no habrán muertos en sus casas...
Entre ellos y los niños hay una semilla de perros,
y la sombra de plomo del demasiado diario pan.
Quien tiene padres, en la tierra no en el pensamiento
Aun oye, incluso en sueños, los ojos del mundo llorando.
Porque de todas las cosas que son, lo más difícil es ser,
No niño de padres sin no padre de hijos.
Humillados por necesidades y con la cabeza gacha,
En un pobre pueblo, en el confín de aldea,
Incluso ahora siguen esperando, señales de los antepasados
O cartas de sus hijos como que tienen suerte,
Como unos fantasmas salen raras veces en el portal
Contando historias sobre nosotros al igual que sus muertos ancestros.
Quien tiene padres, aún no está perdido,
Quien tiene padres aún tiene pasado.
Nos hicieron, nos crecieron, nos trajeron hasta aquí,
Donde nosotros mismos tenemos nuestros propios hijos
Irritantes pueden parecer, cuando no tienes que más pedirles,
Además en general son también un poco pesados.
Porque no ven, porque no oyen, porque hacen los pasos demasiado cortos,
Porque hace falta decirles y explicarles demasiado,
Jorobados, corcovados, en un ritmo infernal,
Te preguntan si conoces algún jefe de hospital.
¿A que te invade una lástima de todo,
sobre todo porque ellos ya no pueden?
Como una carga les sientes y ellos saben que es así,
Y ellos te miran como si te pidieran...
Aún nos queda, aún nos queda por un breve tiempo llevar
Sobre la consciencia la carga de este ocaso
Y después seremos muy libres bajo el cielo,
Se reducirán los que no tienen y nos piden.
Y cuando empezaremos a sentir nosotros también,
La carga que somos para nuestros niños,
Tan sólo en un triste, alejado y tardío futuro
Cuando sabremos desesperados noticias que hoy no se saben,
Entenderemos porque los hijos olvidan pronto,
Y no ven ningún ojo en el mundo llorando,
Y porque aún no ha llegado el diluvio sobre la tierra,
A pesar de llover siempre, a pesar de que siempre ha nevado,
A pesar de que el mundo en el que a padres hemos llegado
Desde hace una eternidad por el llanto es zarandeado.
Quien tiene padres, en la tierra no en el pensamiento
Aun oye, incluso en sueños, los ojos del mundo llorando
Que fuimos, que no fuimos o que somos buenos,
Hoy, envejeciendo, echamos de menos a los padres.
¿Qué padres? Unos hombres que ya no tienen sitio
de tantos niños y de tanta malasuerte
Unas cruces, aún vivas, respirando cada vez con más dificultad,
Son estos padres que siempre suspiran.
¿Qué padres? Unos hombres más,
Que saben dolorosamente lo que son veinte duros,
Si son jóvenes o no, según sus papeles,
No importa nada, ellos encanecieron por el anelo
De serles el hijo un escalón más señor,
¡Cuánto trabajo de más, qué sufrimiento, cuánto insomnio!
Incluso ahora, cuando escribo, como si aullara/gritara,
Yo les sé y les siento, padeciendo en algún lado.
Nos acordamos de ellos, después de largas semanas
Hijos viejos, con padres viejos
Si habrán conseguido leña, si les dolerán los huesos,
Si no habrán muertos en sus casas...
Entre ellos y los niños hay una semilla de perros,
y la sombra de plomo del demasiado diario pan.
Quien tiene padres, en la tierra no en el pensamiento
Aun oye, incluso en sueños, los ojos del mundo llorando.
Porque de todas las cosas que son, lo más difícil es ser,
No niño de padres sin no padre de hijos.
Humillados por necesidades y con la cabeza gacha,
En un pobre pueblo, en el confín de aldea,
Incluso ahora siguen esperando, señales de los antepasados
O cartas de sus hijos como que tienen suerte,
Como unos fantasmas salen raras veces en el portal
Contando historias sobre nosotros al igual que sus muertos ancestros.
Quien tiene padres, aún no está perdido,
Quien tiene padres aún tiene pasado.
Nos hicieron, nos crecieron, nos trajeron hasta aquí,
Donde nosotros mismos tenemos nuestros propios hijos
Irritantes pueden parecer, cuando no tienes que más pedirles,
Además en general son también un poco pesados.
Porque no ven, porque no oyen, porque hacen los pasos demasiado cortos,
Porque hace falta decirles y explicarles demasiado,
Jorobados, corcovados, en un ritmo infernal,
Te preguntan si conoces algún jefe de hospital.
¿A que te invade una lástima de todo,
sobre todo porque ellos ya no pueden?
Como una carga les sientes y ellos saben que es así,
Y ellos te miran como si te pidieran...
Aún nos queda, aún nos queda por un breve tiempo llevar
Sobre la consciencia la carga de este ocaso
Y después seremos muy libres bajo el cielo,
Se reducirán los que no tienen y nos piden.
Y cuando empezaremos a sentir nosotros también,
La carga que somos para nuestros niños,
Tan sólo en un triste, alejado y tardío futuro
Cuando sabremos desesperados noticias que hoy no se saben,
Entenderemos porque los hijos olvidan pronto,
Y no ven ningún ojo en el mundo llorando,
Y porque aún no ha llegado el diluvio sobre la tierra,
A pesar de llover siempre, a pesar de que siempre ha nevado,
A pesar de que el mundo en el que a padres hemos llegado
Desde hace una eternidad por el llanto es zarandeado.
domingo, 26 de diciembre de 2010
El problema del capitalismo
Siento que para que mi anterior post se comprenda mejor he de explicar mi punto de vista personal y subjetivo sobre el capitalismo.
Permítame el lector imaginar un mundo en el que cada uno pudiera hacer lo que le gustase, fuera aquello lo que fuera. Cada uno recibiría la educación necesaria para desempeñar dicha tarea, si después de un tiempo descubriera que su vocación fuera otra podría volver a formarse y desempeñar el nuevo oficio que eligiera. En este mundo ideal tendríamos todo tipo de oficios ya que a uno le gustaría plantar y cuidar flores y sería jardinero, al que le gustase conducir sería chófer de la misma forma en la que habría gente a la que le gustase ayudar a otros y estos serian médicos o bomberos. Sin duda habría gente a la que le gustaría inventar cosas que hicieran la vida más fácil al resto de la sociedad, porque al fin y al cabo habrían sido educados desde pequeños con la idea de que vivir en sociedad significa ayudar al resto de gente de su alrededor. En este mundo utópico no existiría el dinero sino que cada uno recibiría todo lo necesario para vivir: comida, casa, ropa, combustibles, accesorios, etc. Todas estas cosas se conseguirían gracias al esfuerzo de sus semejantes que también recibirían lo mismo. Habría gente que necesitaría comer más por su complexión y estos recibirían tanta comida como la que necesitasen al igual que la gente más friolera recibiría más combustible para calentarse. Nadie abusaría del sistema, en parte por su educación y en parte porque ¿para qué acumular combustible por ejemplo si cuando necesitas recibes todo el que necesitas? Estoy seguro de que con un poco de imaginación el lector sabrá imaginar este mundo más allá de lo que yo puedo describirlo con palabras.
En el extremo opuesto tenemos la sociedad capitalista actual en la que todo gira en torno al capital. El dinero pasa de ser un simple medio de intercambio al objetivo mismo de la vida de los integrantes de la sociedad. Todas las actividades de una u otra forma y prácticamente todas las motivaciones o bien se centran en acumular capital o bien están condicionadas por él.
Ahora bien, dados los dos modelos hagamos una vez más un ejercicio de imaginación y pensemos cómo evolucionaría cada uno de estos modelos a largo plazo y cuál de los dos es el mundo en el que nos hubiera gustado nacer...
En el mundo ideal la tecnología evolucionaría de forma mucho más rápida, tendríamos curas para todas las enfermedades conocidas y para la mayoría de aquellas de reciente aparición ya que la comunidad investigadora aprovecharía el talento y la energía creadora de cada uno de los individuos de la sociedad. En el segundo modelo sólo una pequeña parte de estos individuos podría llegar a investigar ya que una parte de ellos realizaría trabajos aburridos y alienantes, otra parte se dedicaría a utilizar su imaginación y su creatividad para ganar dinero a costa de otros y por último tan sólo un pequeño porcentaje llegaría a dedicarse a la investigación tal como lo harían en el primer mundo.
Siguiendo los mismos argumentos, en el mundo ideal, el arte se desarrollaría y se apreciaría de forma mucho más rápida e intensa.
El lector emprededor o empresario, quizás asustado, se pregunte por su sitio en este mundo... Si pertenece a la categoría de gente que realmente gestiona aportando valor, esto es, si por dirigir él un equipo de diez personas estas rinden como si fueran doce, haría exactamente lo mismo en el mundo ideal, si por el contrario su liderazgo no aportara valor, estoy seguro de que habría elegido alguna otra profesión con la que seguro se sentiría mucho más realizado.
En el mundo ideal las guerras no tendrían sentido ni los ejércitos y seguramente tampoco la policía, porque al fin y al cabo ¿por qué pelear si tienes todo aquello que necesitas?
Pero no vivimos en este mundo ideal... es más lo consideramos utópico, imposible, quizás aberrante. Nos parece que lo normal es que intentemos ganar la máxima cantidad de dinero sin importar a quién le quitamos este dinero, porque no olvide el lector que para que alguien pueda ganar más alguno o algunos tienen que perder ese dinero... Muchas veces justificamos nuestros sueldos argumentando que tenemos mucha experiencia o que trabajamos muy duro o incluso los he oído que lo justifican diciendo que ellos asumen grandes riesgos... Y me pregunto, acaso una persona de mi edad que haya trabajado en una mina desde los 7 años, ¿de verdad se lo merece menos? ¿tiene menos experiencia que yo? ¿trabaja menos horas? ¿quizás trabaje en condiciones mejores? ¿quizás asuma menos riesgos? Definitivamente no. Simplemente no ha tenido la suerte de nacer en un país de los que se consideran desarrollados. ¿Acaso la gente con más dinero que yo son mejores o aportan más a la sociedad? Seguro que al menos algunos no lo son, seguro que al menos algunos no aportan ni aportaran tanto como yo a la sociedad. Me atrevería a decir que el que un niño nazca en una familia muy rica incluso puede perjudicar terriblemente a la sociedad: quizás sus características genéticas le otorgaban el potencial de genio pero al no existir ningún estímulo, ninguna motivación para el desarrollo de su genialidad, finalmente la sociedad se ve privada de su talento creador.
Me atrevería a ir aún más lejos y decir que el mundo ideal es mucho más natural que el mundo en el que vivimos... fíjese el lector en la abejas, en las hormigas, en los lobos o en los delfines. Son seres sociales y como tales viven y se desarrollan juntos en armonía ayudándose los unos a los otros en fin colaborando.
Lo que me parece paradójico es que inclusive existen empresas de gran éxito en las que los modelos organizativos del mundo perfecto funcionan y dan resultados sobresalientes: la gente se organiza en grupos de trabajo se ayudan los unos a los otros, trabajan cuando sienten que aprovecharán al máximo su intelecto, cuando necesitan desconectar o reflexionar lo pueden hacer libremente...
En definitiva el problema parece consistir en que la cantidad de dinero ganado o poseído, o lo que uno puede pedir o comprar a la sociedad con este dinero, está completamente desligado de lo que el individuo aporta a la sociedad. Y este desequilibrio es un problema tan profundo y tan arraigado que inevitablemente hará, antes o después, que la sociedad tal y como la conocemos desaparezca o se reestructure. Es tan injusto, si se quiere, como el hecho de cobrar lo mismo tanto como si trabajas como si no, cosa que sucedía y se consideraba como uno de los grandes problemas del comunismo.
Permítame el lector imaginar un mundo en el que cada uno pudiera hacer lo que le gustase, fuera aquello lo que fuera. Cada uno recibiría la educación necesaria para desempeñar dicha tarea, si después de un tiempo descubriera que su vocación fuera otra podría volver a formarse y desempeñar el nuevo oficio que eligiera. En este mundo ideal tendríamos todo tipo de oficios ya que a uno le gustaría plantar y cuidar flores y sería jardinero, al que le gustase conducir sería chófer de la misma forma en la que habría gente a la que le gustase ayudar a otros y estos serian médicos o bomberos. Sin duda habría gente a la que le gustaría inventar cosas que hicieran la vida más fácil al resto de la sociedad, porque al fin y al cabo habrían sido educados desde pequeños con la idea de que vivir en sociedad significa ayudar al resto de gente de su alrededor. En este mundo utópico no existiría el dinero sino que cada uno recibiría todo lo necesario para vivir: comida, casa, ropa, combustibles, accesorios, etc. Todas estas cosas se conseguirían gracias al esfuerzo de sus semejantes que también recibirían lo mismo. Habría gente que necesitaría comer más por su complexión y estos recibirían tanta comida como la que necesitasen al igual que la gente más friolera recibiría más combustible para calentarse. Nadie abusaría del sistema, en parte por su educación y en parte porque ¿para qué acumular combustible por ejemplo si cuando necesitas recibes todo el que necesitas? Estoy seguro de que con un poco de imaginación el lector sabrá imaginar este mundo más allá de lo que yo puedo describirlo con palabras.
En el extremo opuesto tenemos la sociedad capitalista actual en la que todo gira en torno al capital. El dinero pasa de ser un simple medio de intercambio al objetivo mismo de la vida de los integrantes de la sociedad. Todas las actividades de una u otra forma y prácticamente todas las motivaciones o bien se centran en acumular capital o bien están condicionadas por él.
Ahora bien, dados los dos modelos hagamos una vez más un ejercicio de imaginación y pensemos cómo evolucionaría cada uno de estos modelos a largo plazo y cuál de los dos es el mundo en el que nos hubiera gustado nacer...
En el mundo ideal la tecnología evolucionaría de forma mucho más rápida, tendríamos curas para todas las enfermedades conocidas y para la mayoría de aquellas de reciente aparición ya que la comunidad investigadora aprovecharía el talento y la energía creadora de cada uno de los individuos de la sociedad. En el segundo modelo sólo una pequeña parte de estos individuos podría llegar a investigar ya que una parte de ellos realizaría trabajos aburridos y alienantes, otra parte se dedicaría a utilizar su imaginación y su creatividad para ganar dinero a costa de otros y por último tan sólo un pequeño porcentaje llegaría a dedicarse a la investigación tal como lo harían en el primer mundo.
Siguiendo los mismos argumentos, en el mundo ideal, el arte se desarrollaría y se apreciaría de forma mucho más rápida e intensa.
El lector emprededor o empresario, quizás asustado, se pregunte por su sitio en este mundo... Si pertenece a la categoría de gente que realmente gestiona aportando valor, esto es, si por dirigir él un equipo de diez personas estas rinden como si fueran doce, haría exactamente lo mismo en el mundo ideal, si por el contrario su liderazgo no aportara valor, estoy seguro de que habría elegido alguna otra profesión con la que seguro se sentiría mucho más realizado.
En el mundo ideal las guerras no tendrían sentido ni los ejércitos y seguramente tampoco la policía, porque al fin y al cabo ¿por qué pelear si tienes todo aquello que necesitas?
Pero no vivimos en este mundo ideal... es más lo consideramos utópico, imposible, quizás aberrante. Nos parece que lo normal es que intentemos ganar la máxima cantidad de dinero sin importar a quién le quitamos este dinero, porque no olvide el lector que para que alguien pueda ganar más alguno o algunos tienen que perder ese dinero... Muchas veces justificamos nuestros sueldos argumentando que tenemos mucha experiencia o que trabajamos muy duro o incluso los he oído que lo justifican diciendo que ellos asumen grandes riesgos... Y me pregunto, acaso una persona de mi edad que haya trabajado en una mina desde los 7 años, ¿de verdad se lo merece menos? ¿tiene menos experiencia que yo? ¿trabaja menos horas? ¿quizás trabaje en condiciones mejores? ¿quizás asuma menos riesgos? Definitivamente no. Simplemente no ha tenido la suerte de nacer en un país de los que se consideran desarrollados. ¿Acaso la gente con más dinero que yo son mejores o aportan más a la sociedad? Seguro que al menos algunos no lo son, seguro que al menos algunos no aportan ni aportaran tanto como yo a la sociedad. Me atrevería a decir que el que un niño nazca en una familia muy rica incluso puede perjudicar terriblemente a la sociedad: quizás sus características genéticas le otorgaban el potencial de genio pero al no existir ningún estímulo, ninguna motivación para el desarrollo de su genialidad, finalmente la sociedad se ve privada de su talento creador.
Me atrevería a ir aún más lejos y decir que el mundo ideal es mucho más natural que el mundo en el que vivimos... fíjese el lector en la abejas, en las hormigas, en los lobos o en los delfines. Son seres sociales y como tales viven y se desarrollan juntos en armonía ayudándose los unos a los otros en fin colaborando.
Lo que me parece paradójico es que inclusive existen empresas de gran éxito en las que los modelos organizativos del mundo perfecto funcionan y dan resultados sobresalientes: la gente se organiza en grupos de trabajo se ayudan los unos a los otros, trabajan cuando sienten que aprovecharán al máximo su intelecto, cuando necesitan desconectar o reflexionar lo pueden hacer libremente...
En definitiva el problema parece consistir en que la cantidad de dinero ganado o poseído, o lo que uno puede pedir o comprar a la sociedad con este dinero, está completamente desligado de lo que el individuo aporta a la sociedad. Y este desequilibrio es un problema tan profundo y tan arraigado que inevitablemente hará, antes o después, que la sociedad tal y como la conocemos desaparezca o se reestructure. Es tan injusto, si se quiere, como el hecho de cobrar lo mismo tanto como si trabajas como si no, cosa que sucedía y se consideraba como uno de los grandes problemas del comunismo.
jueves, 23 de diciembre de 2010
RE: Los rumanos piensan que si no hubiera habido "revolución" hoy vivirian mejor
En respuesta a la pregunta de un amigo sobre lo que pensaba sobre el artículo Los rumanos piensan que si no hubiera habido "revolución" hoy vivirian mejor no se me ocurrió otra cosa que responder... y claro, como mi respuesta es un poco larga, tuve que abrir un blog:
Lo irónico es que cuando Ceausescu dijo: "Esto es un ataque perpetrado por fuerzas extranjeras desde el este y el oeste que intenta desestabilizar el país" todos pensamos que el hombre estaba senil. Es triste que veinte años después resulte que llevaba razón, que sabía lo que estaba pasando y que además se nos pudiera engañar...
Cierto es que quizás no hubiera libertad de expresión, no la había, existía el miedo de ser detenido por expresar opiniones en contra del régimen. Es cierto que era muy difícil salir al extranjero. También es cierto que había unas colas enormes para comprar carne y que plátanos o mandarinas sólo podías comprar una vez al año y eso si tenías suerte... Es cierto que la identidad personal se intentaba diluir por los uniformes y los mismos modelos de ropa, muebles, coches y prácticamente cualquier otra cosa que pudieras comprar. Igualmente es cierto que era imposible tener éxito, tal como el éxito es entendido en la sociedad capitalista: por bueno que fueras no ibas a tener jamás ni un mercedes, ni ibas a dejar de trabajar... Quizás por todas estas razones, lo más triste de todo, es que la sociedad rumana del '89, con un nivel de estudios muy superior a la española o a la americana de esa misma época, se dejó engañar y fue engañada de la manera más cruel posible: se le arrebató la lengua, la cultura, la tierra, los valores y el orgullo pensando que en vez de perder algo ganaría libertad.
Cada vez que voy a Rumanía y pongo la tele aún resuenan en mi cabeza un eslogan que repetíamos una y otra vez en la "revolución": "no venderemos nuestro país". Debo ser de los pocos que lo recuerdan porque ahora lo han vendido todo: fábricas, tierras, bosques, cultura, hasta la dignidad y el honor se han vendido... y que baratas se vendieron todas estas cosas... desde las flotas enteras que se vendieron por una centésima parte de su valor, hasta a sus hijas que se llevan prostituyendo por sumas ridículas por todas las esquinas de Europa desde hace quince años.
Los hay espabilados que se han adaptado y son ellos los que roban en sitios como España donde en el poco probable caso de ir a la cárcel están tan bien que lo llaman "El Hotel". También los hay que se han quedado en Rumanía y han sabido adaptarse a los nuevos cambios sociales y políticos que han aprendiendo que teniendo escrúpulos se muere literalmente de hambre y frío y de formas más o menos sencillas de justificar para sus conciencias, aprovechándose del resto de la sociedad ahora son ricos.
Todo esto es cierto... pero lamentablemente nada es gratis y aparentemente cuando de lo que se trata es de cambios sociales el precio lo paga la sociedad:
Ahora en teoría existe libertad de expresión pero da igual porque como todo el mundo tiene una opinión la opinión no importa. Digo en teoría, porque el otro día me dediqué a preguntar a unas veinte o treinta personas diferentes de entre mis amigos y conocidos qué opinaban sobre poner un mirror de Wikileaks, no en Rumanía, sino aquí en España y TODAS las respuestas fueron: "mejor no". De forma que ahora, en España, la gente no sólo es consciente de que opinar sobre algunos temas está prohibido, sino que además lo aceptan...
Salir al extranjero, en fin, como español te puedes ir a cualquier lado y también como rumano, lo malo es que no suele haber dinero para hacerlo...
Comprar carne, plátanos y mandarinas ya no es un problema en Rumanía en cualquier época del año... eso si tienes dinero. Comprar tomates tampoco lo es y ya no se hacen colas, se importan de Australia y de Holanda, porque en Rumanía y en España aparentemente no debe ser rentable... para aquellos que los venden seguro que no lo sería. Pero volviendo a los tomates y a la carne tanto en un lado como en el otro cada vez cuesta más comer un tomate con sabor a tomate y un filete de ternera que al ponerlo sobre una plancha no salga hervido por la cantidad de agua que tiene... Todo sea dicho, a veces es una cuestión de dinero, porque si tienes treinta o cuarenta euros para pagar por el kilo de carne y algo de suerte puedes conseguir carne como la que conseguías haciendo cola una hora en Rumanía hace veinte años.
Identidad personal, personalidad y estilo ya no le faltan a nadie... Ahora la compras, se llama Armani o Versace. Al menos eso es lo que consideran los hijos de aquellos que hace veinte años murieron en la "Revolución", por la "Libertad". El problema es que los conocimientos, y no me refiero a los diplomas, no están a la venta, tampoco las ansias de conocimiento, ni el gusto por las matemáticas ni por las partidas de ajedrez, ni las discusiones filosóficas alrededor de una fogata en las montañas después de un día de caminata por aire limpio. Ahora las discusiones giran en torno a cómo ganar dinero.
El Rumano, la lengua más cercana de las vivas al latín, se castiga y se distorsiona tanto, por analfabetos pedantes que creen saber inglés o español, que resulta grotesco escucharlo.
Los bosques han sido vendidos y talados. Bosques tan densos que entre los árboles no se veía la luz de sol, ahora sólo son troncos a un metro del suelo, junto a las ramas... porque como en Rumanía un árbol es tan barato que no vale la pena ni aprovecharlo entero. Al ver algunos paisajes la única palabra que se te pasa por la cabeza es pillaje.
Pero lo que realmente es dramático no son los árboles talados sino los espíritus. Lo dramático es conocer un niño de catorce años en Madrid que se dedica a robar desde los doce, que conoce las palizas de los vigilantes impotentes antes los hurtos continuados, de este o aquel gran centro comercial, que también conoce muy bien los calabozos de todos los cuarteles de la Guardia Civil de España. Lo dramático es que este niño es un caso perdido, un producto de esta nueva sociedad en la que vivimos, la sociedad por la que algún pariente suyo salió a la calle o murió en el '89, alguien que jamás se integrará, alguien que no aportará nada, alguien cuyo comportamiento alentará expresiones como "rumano de mierda". Lo dramático es que ya no llevo la cuenta de las veces que en estos 20 años me ha dado vergüenza haber nacido en Rumanía o hablar rumano... hace algunas semanas incluso sostuve que yo era español. Que vergüenza sentiría de este yo actual el yo de hace 20 años, que vergüenza.
Y todo esto ¿para qué? para que la en Rumanía pudiera haber gente conduciendo Aston Martins? Para que en España a la pregunta de ¿qué te gustaría hacer antes de morir? la gente respondiera que tirarse en paracaídas o hacer un crucero... en la Rumanía de hace 25 años los niños de 10 años debatían si era viable o no descubrir el "Perpetuum mobile" o sobre como hacer cerebros artificiales, daban charlas en la tele sobre la influencia de las nuevas tecnologías en la vida. En la Rumanía de hace 25 años, había cursos gratuitos de programación, en los que cada alumno del aula tenía un ordenador, había cursos de aeromodelismo en los que las piezas también eran gratuitas o cursos de música en los que el violín o el piano venía también gratis... En esa Rumanía sin libertad todo el mundo tenía trabajo y dinero para un par de semanas de vacaciones en las montañas en invierno y otro par de semanas en verano. En esa Rumanía, dónde desde los 8 años los niños participaban en concursos de matemáticas, física, idiomas, música, programación o deporte cuando terminaba el curso escolar la gente se moría por conseguir el primer premio... es lo que sucede cuando el reconocimiento hay que ganarlo en vez de comprarlo.
¿Fue esto una revolución? Ya lo creo que fue, en el sentido de que se destruyó lo anterior por algo nuevo... pero comparando al niño de catorce años que roba por los supermercados españoles con aquellos que crecían hace veinte o veinticinco años en Rumanía, uno recuerda que existe otra palabra: INVOLUCIÓN.
Una vez más diré que soy español y os lo digo porque cada vez que veo señales de los cambios producidos en Rumanía, aqui en la que ahora es mi casa, España, se mi ponen los pelos de punta y me hierbe la sangre... ¡estad alerta!
Lo irónico es que cuando Ceausescu dijo: "Esto es un ataque perpetrado por fuerzas extranjeras desde el este y el oeste que intenta desestabilizar el país" todos pensamos que el hombre estaba senil. Es triste que veinte años después resulte que llevaba razón, que sabía lo que estaba pasando y que además se nos pudiera engañar...
Cierto es que quizás no hubiera libertad de expresión, no la había, existía el miedo de ser detenido por expresar opiniones en contra del régimen. Es cierto que era muy difícil salir al extranjero. También es cierto que había unas colas enormes para comprar carne y que plátanos o mandarinas sólo podías comprar una vez al año y eso si tenías suerte... Es cierto que la identidad personal se intentaba diluir por los uniformes y los mismos modelos de ropa, muebles, coches y prácticamente cualquier otra cosa que pudieras comprar. Igualmente es cierto que era imposible tener éxito, tal como el éxito es entendido en la sociedad capitalista: por bueno que fueras no ibas a tener jamás ni un mercedes, ni ibas a dejar de trabajar... Quizás por todas estas razones, lo más triste de todo, es que la sociedad rumana del '89, con un nivel de estudios muy superior a la española o a la americana de esa misma época, se dejó engañar y fue engañada de la manera más cruel posible: se le arrebató la lengua, la cultura, la tierra, los valores y el orgullo pensando que en vez de perder algo ganaría libertad.
Cada vez que voy a Rumanía y pongo la tele aún resuenan en mi cabeza un eslogan que repetíamos una y otra vez en la "revolución": "no venderemos nuestro país". Debo ser de los pocos que lo recuerdan porque ahora lo han vendido todo: fábricas, tierras, bosques, cultura, hasta la dignidad y el honor se han vendido... y que baratas se vendieron todas estas cosas... desde las flotas enteras que se vendieron por una centésima parte de su valor, hasta a sus hijas que se llevan prostituyendo por sumas ridículas por todas las esquinas de Europa desde hace quince años.
Los hay espabilados que se han adaptado y son ellos los que roban en sitios como España donde en el poco probable caso de ir a la cárcel están tan bien que lo llaman "El Hotel". También los hay que se han quedado en Rumanía y han sabido adaptarse a los nuevos cambios sociales y políticos que han aprendiendo que teniendo escrúpulos se muere literalmente de hambre y frío y de formas más o menos sencillas de justificar para sus conciencias, aprovechándose del resto de la sociedad ahora son ricos.
Todo esto es cierto... pero lamentablemente nada es gratis y aparentemente cuando de lo que se trata es de cambios sociales el precio lo paga la sociedad:
Ahora en teoría existe libertad de expresión pero da igual porque como todo el mundo tiene una opinión la opinión no importa. Digo en teoría, porque el otro día me dediqué a preguntar a unas veinte o treinta personas diferentes de entre mis amigos y conocidos qué opinaban sobre poner un mirror de Wikileaks, no en Rumanía, sino aquí en España y TODAS las respuestas fueron: "mejor no". De forma que ahora, en España, la gente no sólo es consciente de que opinar sobre algunos temas está prohibido, sino que además lo aceptan...
Salir al extranjero, en fin, como español te puedes ir a cualquier lado y también como rumano, lo malo es que no suele haber dinero para hacerlo...
Comprar carne, plátanos y mandarinas ya no es un problema en Rumanía en cualquier época del año... eso si tienes dinero. Comprar tomates tampoco lo es y ya no se hacen colas, se importan de Australia y de Holanda, porque en Rumanía y en España aparentemente no debe ser rentable... para aquellos que los venden seguro que no lo sería. Pero volviendo a los tomates y a la carne tanto en un lado como en el otro cada vez cuesta más comer un tomate con sabor a tomate y un filete de ternera que al ponerlo sobre una plancha no salga hervido por la cantidad de agua que tiene... Todo sea dicho, a veces es una cuestión de dinero, porque si tienes treinta o cuarenta euros para pagar por el kilo de carne y algo de suerte puedes conseguir carne como la que conseguías haciendo cola una hora en Rumanía hace veinte años.
Identidad personal, personalidad y estilo ya no le faltan a nadie... Ahora la compras, se llama Armani o Versace. Al menos eso es lo que consideran los hijos de aquellos que hace veinte años murieron en la "Revolución", por la "Libertad". El problema es que los conocimientos, y no me refiero a los diplomas, no están a la venta, tampoco las ansias de conocimiento, ni el gusto por las matemáticas ni por las partidas de ajedrez, ni las discusiones filosóficas alrededor de una fogata en las montañas después de un día de caminata por aire limpio. Ahora las discusiones giran en torno a cómo ganar dinero.
El Rumano, la lengua más cercana de las vivas al latín, se castiga y se distorsiona tanto, por analfabetos pedantes que creen saber inglés o español, que resulta grotesco escucharlo.
Los bosques han sido vendidos y talados. Bosques tan densos que entre los árboles no se veía la luz de sol, ahora sólo son troncos a un metro del suelo, junto a las ramas... porque como en Rumanía un árbol es tan barato que no vale la pena ni aprovecharlo entero. Al ver algunos paisajes la única palabra que se te pasa por la cabeza es pillaje.
Pero lo que realmente es dramático no son los árboles talados sino los espíritus. Lo dramático es conocer un niño de catorce años en Madrid que se dedica a robar desde los doce, que conoce las palizas de los vigilantes impotentes antes los hurtos continuados, de este o aquel gran centro comercial, que también conoce muy bien los calabozos de todos los cuarteles de la Guardia Civil de España. Lo dramático es que este niño es un caso perdido, un producto de esta nueva sociedad en la que vivimos, la sociedad por la que algún pariente suyo salió a la calle o murió en el '89, alguien que jamás se integrará, alguien que no aportará nada, alguien cuyo comportamiento alentará expresiones como "rumano de mierda". Lo dramático es que ya no llevo la cuenta de las veces que en estos 20 años me ha dado vergüenza haber nacido en Rumanía o hablar rumano... hace algunas semanas incluso sostuve que yo era español. Que vergüenza sentiría de este yo actual el yo de hace 20 años, que vergüenza.
Y todo esto ¿para qué? para que la en Rumanía pudiera haber gente conduciendo Aston Martins? Para que en España a la pregunta de ¿qué te gustaría hacer antes de morir? la gente respondiera que tirarse en paracaídas o hacer un crucero... en la Rumanía de hace 25 años los niños de 10 años debatían si era viable o no descubrir el "Perpetuum mobile" o sobre como hacer cerebros artificiales, daban charlas en la tele sobre la influencia de las nuevas tecnologías en la vida. En la Rumanía de hace 25 años, había cursos gratuitos de programación, en los que cada alumno del aula tenía un ordenador, había cursos de aeromodelismo en los que las piezas también eran gratuitas o cursos de música en los que el violín o el piano venía también gratis... En esa Rumanía sin libertad todo el mundo tenía trabajo y dinero para un par de semanas de vacaciones en las montañas en invierno y otro par de semanas en verano. En esa Rumanía, dónde desde los 8 años los niños participaban en concursos de matemáticas, física, idiomas, música, programación o deporte cuando terminaba el curso escolar la gente se moría por conseguir el primer premio... es lo que sucede cuando el reconocimiento hay que ganarlo en vez de comprarlo.
¿Fue esto una revolución? Ya lo creo que fue, en el sentido de que se destruyó lo anterior por algo nuevo... pero comparando al niño de catorce años que roba por los supermercados españoles con aquellos que crecían hace veinte o veinticinco años en Rumanía, uno recuerda que existe otra palabra: INVOLUCIÓN.
Una vez más diré que soy español y os lo digo porque cada vez que veo señales de los cambios producidos en Rumanía, aqui en la que ahora es mi casa, España, se mi ponen los pelos de punta y me hierbe la sangre... ¡estad alerta!
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